Un cuerpo está siempre sentenciado a ser visto, la mirada no logra traspasarlo y a este se le impide deshacerse del peso de sus carnes. La naturaleza opaca y el mundo interno de un ser humano, nos señalan un indiscutible peso metafórico y visual; por eso suele decirse que se debe tener los pies sobre la tierra, porque la sentencia del cuerpo es permanecer aquí, lo único leve que logra escapar, es aquello que ocurre en nuestras cabezas.